Querido diario: Cuando tu librero muere

domingo, 12 de marzo de 2017


Querido Diario es una nueva sección del blog, que sigue los pasos del tradicional EDUM (Espacio de un Martes), pero con contenido sumamente personal.

Ayer el día empezó con una esperanza. Como casi todos los sábados fui a buscar empleo a la Junta Docente. Preocupada, tuve que correr un par de cuadras porque pensaba que no llegaba. Pero llegué, igual fue al divino botón, porque el lugar estaba lleno, más de cien personas y sólo había dieciocho puestos.

Pero no me puse mal, porque a las doce me iba a encontrar con dos ganadoras de #Summerthon (Stefy y Sol) en el shopping Abasto y con Mica de Fragile Dreams. Entregamos los premios, las chicas se fueron contentas. Almorzamos en el Burger, compré un par de libros en Yenny y luego rumbé para mi barrio.

Allí me encontré con un par de compañeras con las cuales estoy preparando un final. Cuando terminó la reunión, y aún con un poco de plata en el bolsillo, decidí pasar por mi librería favorita. Hace semanas que estoy buscando una antología de relatos que me piden en la Universidad y que al parecer nadie tiene. Fue entonces cuando se me ocurrió preguntarle a Don Marcos, mi librero favorito.

Gracias a él conocí a grandes autores, sagas fantásticas. Logró conseguirme Sinsajo cuando estaba agotado. Teníamos una manera secreta de hablar de descuentos por si había otras personas en la librería. Nuestra clave era: "gotitas de sangre", por mi gusto extraño de comprar todas las semanas un libro de Anne Rice... En fin, si había alguien en el mundo que podía encontrar la antología que andaba buscando con tanta desesperación era él.

Así que fui a su librería y no lo encontré.


Cuando tenés una librería en tu barrio y sos amiga del librero, comenzás a considerar ese lugar como una segunda casa. Pretendés tener derechos sobre ese lugar sagrado. Por eso me sorprendió ver la librería distinta.

Podría decir que tuve un presentimiento nada más ver la vidriera, llena de best seller y novelas que seguramente venden pero de dudosa calidad. Tan lejano a los libros peculiares que ponía Marcos, novelas policiales, clásicos y sus últimas lecturas favoritas. Y mi rincón de lectura recomendada. Ah, sí, siempre que iba a comprarle me decía: "Cinco libros juveniles que te hayan gustado".

La vidriera era otra y el interior también lucía diferente. No había saldos a la vista, no estaban las muñecas de crochet que hacía su esposa, ni los recortes de diario sobre los espectáculos que se daban en el teatro municipal. No había nada que me recordara su esencia.

Don Marcos, como todos lo llamaban, era un señor grande, canoso, siempre bien afeitado y con camisa. Muy gruñón y quejumbroso, que siempre trataba mal a medio mundo. Estaba cansado de que las ventas no dieran suficiente, de verse obligado a cambiar manuales porque las señoras se equivocaban al pedir los libros de sus hijos (tenía un cartel gigante al respecto) y que se reía fuerte cada vez que alguien no sabía el nombre del autor que andaba buscando. Era una persona difícil, pero que se tomaba su trabajo con mucha responsabilidad. Leía y recomendaba, juzgaba cada novela que entraba a su tienda, lograba encontrar lo imposible, te daba más de un señalador y todos los fines de año te ponía en la bolsa de la compra una postal especial de su librería. Nunca eran iguales.

Al entrar a la librería me encontré con dos chicas. En todos los años que recuerdo ser clienta, jamás vi a un empleado. Las "chicas" no tenían mal trato, pero aún así me cayeron mal. Les pregunté por Marcos y me miraron con cara de tontas. Cuando se dieron cuenta de que me refería al dueño, me explicaron que había fallecido hace un mes y que su esposa hace muy poquitos días.

No lo podía creer. La última vez que lo había visto a finales de Enero, Don Marcos estaba perfectamente. Las chicas no me supieron contestar, o no quisieron, sobre qué había pasado. Las interrogué (con claras intenciones de llamar a la policía si no me respondían) por su presencia en la librería. Marcos y su esposa no tenían hijos. ¿Cómo era posible que la librería siguiera abierta?

La librería era parte de una franquicia y, si bien era dueño del local y del fondo de comercio, todo le pertenecía a la franquicia por contrato. ¿Cómo es posible algo así? Es algo bastante oscuro y en lo que no tengo ganas de inmiscuirme. Hay muchas suposiciones que podrían hacerse al respecto, pero ninguna certeza.

Quedé anonada. Como tonta y con muchas ganas de salir de ahí, compré dos libros y me fui. Volví caminando a casa, porque necesitaba pensar. La desaparición de Don Marcos me causó mucha impresión. Él se fue, también su mujer, y la vida continuó. ¡Su librería, que era parte de él, siguió abierta!

Podría pensar que su legado continúa, que la librería sigue allí. Pero ya no es lo mismo. Esa librería era diferente a las otras, porque lo tenía a Don Marcos de librero, con sus opiniones agudas y sus maneras implacables. Ahora es la sombra de lo que fue. Así que prometí no volver.

¿Dónde comprás tus libros?
¿Tenés un librero favorito?

8 comentarios:

  1. Juan Villoro dijo: los libreros y bibliotecarios son tejedores de una travesía de la que no somos conscientes, son los que tienen a autoridad ante los estantes llenos de libro, llenos de almas.
    Don Marcos en gran medida fue ese tejedor de muchas de tus lecturas y eso es lo mas importante, seguramente es eso, lo que el buscaba que vos recordaras
    Un saludo

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  2. Hola Nanny! Que triste por ambos viejitos, una pena, además libreros como esos ya no existen. Voy a mi librería favorita desde que tengo 5 o 6 años (que recuerde, aunque de bebé me llevaba mi padre) siempre ha tenido los mismos dueños, y hay todavía una empleada de aquella época que sigue estando, así que como a vos, también me hacen descuentos especiales... pero si han cambiado mucho a través de los años. Es una librería de usados, antes ibas y encontrabas tesoros, libros poco conocidos... ahora cambiaron la política y usados venden solo autores populares (de moda diría yo) y no más antiguos de 10 años, así que ahora ya no encuentro esos tesoros que descubría, ahora son más comercial... y para mi es una lástima. Creo que a la larga la magia que había en esas librerías se va perdiendo, se vuelven más frías, más comerciales y dejan de tener ese calorcito a hogar como has dicho que sentías en la librería de Don Marcos.

    Besos

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  3. Oh se me plantó un lagrimón. La verdad que no tengo ningún librero favorito ya que la única librería que hay en mi ciudad es nueva.. Asi que viajaba de vez en cuando a comprar mis libros, pero a diferentes librerias. Lamento mucho lo que pasó y ya me cayeron mal esas chicas jaj Un beso Nanny!!

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  4. Oh se me plantó un lagrimón. La verdad que no tengo ningún librero favorito ya que la única librería que hay en mi ciudad es nueva.. Asi que viajaba de vez en cuando a comprar mis libros, pero a diferentes librerias. Lamento mucho lo que pasó y ya me cayeron mal esas chicas jaj Un beso Nanny!!

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  5. Oh Natasha,que tristeza!
    Como te comprendo,ahora que tambien ando en la busqueda(me desplazaron de un laburo y me avisaron el jueves recien,forros).
    Es triste,por Don Marcos,por su señora y por la esencia de la libreria.Ojala puedas encontrar otro librero de confianza
    Beso

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  6. Qué triste! Me dio mucha pena lo que contaste, porque es como perder a un amigo :(
    Yo siempre compró en el Yenny del Shopping de Villa del Parque, porque me queda cerca y tengo descuento con la tarjeta del Santander. Si no consigo algo ahí y tengo tiempo me voy al Ateneo Gran Splendid porque es enorme y tiene de todo. Y si es urgente pruebo en el Casassa y Lorenzo de Cuenca porque siempre me tratan re bien y hasta una vez me hicieron traer la trilogía Leviathan (de Westerfeld) a ese local para que yo no tuviera que irme a buscarla a otro más lejos y volver cargada con los tres libros (que son enormes).

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  7. Hola!! Por dios, es demasiado triste... yo no creo que esté muerto, a mi también me pinta todo demasiado raro. Me gustaría haber podido conocer a Don Marcos, tu entrada destila su esencia por todas partes y es una persona que me hubiera gustado encontrarme.
    Un beso enorme...

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  8. Hola Nanny, que feo, me recordó al librero en dónde compro los libros de segunda mano.

    En donde vivo no hay librerías, por lo tanto tengo que viajar a la capital (Tucumán), solo voy a tres librerías, dos de ellas son de segunda mano y la otra son libros nuevos, pero con precios bajos.
    También hay otras librerías, pero no entro, no me gusta que me atiendan xD, me gusta ir, ver, escoger y pagar.
    Mi librero favorito está medio loco, pero es gracioso, es el señor Don Loro Viudo (así se llama el local, en donde vende libros y muchas otras cosas más).
    Y sobre Don Marcos, me parece raro, que sustituyeran su esencia, es tan cruel y triste.

    Saludos.

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