Literatura y Publicidad: Parte 1

martes, 8 de enero de 2013

Antes que nada: antes de explicarles mi punto de vista, antes de presentarles mi hipótesis, antes de señalar la temática de esta entrada, es necesario que miren este vídeo. Presten mucha atención.


Antes de proseguir, tal vez necesites verlo y escucharlo de nuevo. En este vídeo publicitario, se deben diferenciar dos partes: se ve una cosa y se escucha otra. Claramente se compara el reloj con el auto. ¿Pero por qué? ¿Qué tiene que ver eso con la Literatura? ¿No es sólo otra publicidad mas?
No.
La voz en off que narra es la del escritor argentino Julio Cortázar (1914-1984) perteneciente a su cuento "El reloj", que forma parte de Historias de cronopios y de famas. No es el único relato o cuento corto que Cortázar le dedica a un objeto, pero este fue el seleccionado para realizar la publicidad de la marca de auto Seat.
No entraremos al debate ético de si usar la voz de un escritor fallecido para una publicidad está bien o no; aunque entendemos que a Cortázar la publicidad mucho no le agradaba. Aunque no sea visible su nombre en el spot...
En este caso puntual, la literatura sirvió de puente para que una marca de autos española vendiera más coches ese año. La literatura y la publicidad suelen darse la mano a menudo, y hacen un buen trabajo juntos, sin embargo, ¿qué pasa cuando la balanza se invierte? ¿Cuándo la literatura no es el punte hacia la publicidad, sino la publicidad el puente hacia la literatura? ¿Qué pasa cuando la publicidad le dice a la literatura qué escribir? ¿Qué le ocurre a la literatura?
¿Qué pasaría si un día abriéramos un libro y nos encontráramos con esto:

¿Hasta dónde la literatura se amigará con la publicidad? Aunque la publicidad se disfrace con los ropajes de la cultura, su producto es anticultural.

2 comentarios:

  1. Interesantísimo el post, lo mismo opino yo, me alegro que existan blogs que vayan con mi opinión. Eso se está saliendo de control. Saludos.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu comentario. Es verdad, parecen desaparecer los límites entre la publicidad y la literatura.

      Borrar

¡Muchas gracias por dejar un comentario en el blog!